jueves, 24 de enero de 2013

ALGUNOS MILAGROS PRODUCIDOS TRAS LA MUERTE DEL DUQUE DE HIJAR , DON RODRIGO DE SILVA, EN 1664.




Hoy  les vamos ha contar dos milagros que dicen sucedieron tras la muerte del Duque de Hijar en el año 1664.  Primeramente recordar que Don Rodrigo de Silva Sarmiento, Duque de Hijar,  se le acuso de participar en la conspiración del año 1648 contra el Rey Felipe IV, para instaurar un reino independiente en Aragón. 

Como consecuencia de la muerte del Duque de Hijar, sus entusiastas amigos y deudos quisieron convencer al mundo, una vez más de su inocencia, y nada menos que con testimonios :

Uno de ellos ocurrió durante las honras fúnebres del Duque de Hijar, que se hicieron en Gibraleón el 24 de febrero de 1664, en la que el presbítero y licenciado Diego Gutiérrez que había perdido la voz, hacia seis años , rompió a cantar con voz clara y entera, admirando a todo el mundo.  Nos lo certifica, con ortografía andaluza, un notario de la localidad, con todas las garantías legales.

El otro le ocurrió al antiguo profeta y amigo del Duque de Hijar, el P. Monterón y no es de extrañar que hombre tan acostumbrado a los avisos celestiales recibiera uno más.  Estando en el Convento de San Francisco de Madrid, el 10 de junio de 1664, tuvo que recibir a un desconocido por sus vivos deseos de revelar un grave secreto de conciencia, consistente en decir un gran enojo contra el Duque de Hijar, que había sido un mal hombre y quería demostrarlo al mundo, pues había sido ofendido por él.  De pronto se oyó un terrible grito de enojo y se vio un vivísimo resplandor, apareciendo en el aire una persona brillante y severa, que mirando con su ígneo rostro indignado al visitante exclamo. “ Ea, ea, deja, deja, luego, luego, lo que pretendes y guárdate so pena de mi divina indignación de manchar aquel a quien Yo con especial providencia mia y con milagro muy singular libre del poder de sus enemigos.  Siguio la visión amenazando al calumniador y luego volvió a aparecer al maravilloso padre para ordenarle publicar el milagro y volver por la honra del Duque.  A los pocos días murió el desconocido y aunque pidió al Padre Monteron que le confesara, se negó éste a salir del convento por no querer saber la verdad.

La declaración del Padre Monteron se produjo el 8 de septiembre de 1664, ante el Consejo de la Inquisición.