jueves, 31 de enero de 2013

IMAGEN DEL MOLINO HARINERO EN URREA DE GAEN MANDADO CONSTRUIR POR LOS DUQUES DE HIJAR.


En la imagen superior, les mostramos el molino harinero, situado en la localidad de Urrea de Gaen, que fue mandado construir por los Duques de Hijar, y que esta practicamente en ruinas, que esta en las próximidades del Rio Martin.

martes, 29 de enero de 2013

DOÑA CAYETANA DUQUESA DE ALBA Y DE HIJAR, PASEANDO POR LA PLAYA CON SU HIJAR EUGENIA.


En la imagen superior, les mostramos una estampa de los años 70, donde podemos ver a la actual Duquesa de Alba y de Hijar, Doña Cayetana, llevando de la mano por la playa, a su hija Eugenia.

viernes, 25 de enero de 2013

PEDRO ALCANTARA FADRIQUE DE SILVA Y FERNANDEZ DE HIJAR PRIMER MAYORDOMO DE LA COFRADIA DE LA COLUMNA DE ZARAGOZA.

                                                                      
Don Pedro de Alcántara fue hijo único de los Duques de Híjar, Señores de la Baronía y Casa de Híjar, en Aragón, y por lo tanto heredero de los títulos y estados de la misma.
De sangre real, aunque bastardeada, los miembros de esta Ilustre Casa, creada para Don Pedro Fernandez, primer Señor de la Baronía (por donación de su padre el Rey Don Jaime I El Conquistador, para premiar sus grandes y leales servicios, según testamento otorgado en Perpiñan a 22 de abril de 1.268, añadiéndole ademas al Fernandez el renombre “de Ixar”), acumularon a lo largo de los siglos tantos bienes, títulos y honores que situaron a esta Casa entre las mas importantes de España y sin duda una de las primeras de Aragón. Estos títulos y estados los heredó nuestro biografiado, IX Duque de Híjar(1), título principal de la Casa, a la muerte de su padre Don Joaquín-Diego el día 26 de noviembre de 1.758.
Esta es la relación de sus títulos, por orden en que llegaron a la Casa, sin que podamos asegurar sea exhaustiva:

  • Duque de Híjar. Título de 1.483 con Grandeza de España.
  • Conde-Duque de Aliaga. Títulos de 1.461 y 1.487, con Grandeza de España.
  • Duque de Licera. Título de 1.493 con Grandeza de España.
  • Conde de Belchite. Título de 1.496.
  • Conde de Salinas. Título de 1.470
  • Conde de Ribadeo. Título de 1.431
  • Conde de Vallfogona. Título de 1.600
  • Conde de Guimera. Título de 1.599
  • Marqués de Orani. Título de 1.624
  • Marqués de Almenara. Título de 1.587
  • Marqués de Montesclaros. Título de 1.530
  • Conde de Palma del Rmo. Título de 1.507 con Grandeza de España.
  • Vizconde de Illa, Evol, Canet de Mar, Alquerforada, Ansorell, …
NATURALEZA
Nació: en Villarubia de los Ojos del Guadiana, Ciudad Real, el 25 de noviembre de 1.741, siendo bautizado el día siguiente, conservando la naturaleza aragonesa.
Sus padres: Don Joaquín-Diego de Silva y Fernández de Híjar, Portocarrero y Funes de Villalpando (1.721-1.758) y Doña Maria Engracia Abarca de Bolea y Pons de Mendoza, Ximénez de Urrea y Bermúdez de Castro (hija del IX Conde de Aranda D. Buenaventura, Duque de Almazán y Marqués de Torres, y por lo tanto hermana del célebre Conde de Aranda D. Pedro Pablo, ministro de Carlos III), muerta muy joven, con sólo 28 años, el día 12 de junio de 1.750.
Casó: con Doña Rafaela de Palafox (hija del VI Marqués de Ariza y Almirante de Aragón Don Joaquín-Antonio de Palafox Rebolledo Centurión y Córdoba, y de su segunda esposa Doña María Croy de Havre o Abré), nacida el 12 de junio de 1.744.
La ceremonia la ofició el Cardenal-Arzobispo de Toledo D. Luis Antonio, Marqués de Teba, en Madrid el 16 de julio de 1.761.
Sus descendientes fueron:
D. Agustín-Pedro, que sigue en la Casa y Títulos que fueron heredados, a su muerte en 1.717, por su única hija Doña Francisca Javiera de Silva, habida de su matrimonio con Doña María Fernanda Fitz-James Stuart (de la Casa de Berwick), pero que muerta sin tomar estado al año siguiente, 1.718, pasaron Casa y Títulos al hermano de su padre…
D. José-Rafael, jefe de la Casa de Híjar por las circunstancias antedichas.
Doña Teresa de Silva y Palafox…. y
Doña María del Pilar de Silva y Palafox, que casó a los 17 años con su tío de 65, el ya viudo X Conde de Aranda, D. Pedro-Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea, último Conde de Aranda de la Casa de Urrea al extinguirse la misma con la muerte sin sucesión de su hija Doña Maria Pilar Abarca de Bolea y Silva, casada a su vez con el Marqués de Mora.
El título de Conde de Aranda recayó entonces en la Casa de Híjar, a la muerte de D. Pedro-Pablo en 1.798, heredándolo el X Duque de Híjar D. Agustín-Pedro, primogénito de nuestro Hermano Mayor D. Pedro de Alcántara Fadrique.
De los enlaces anteriormente citados se deduce que D. Pedro de Alcántara Fadrique no fue Conde de Aranda de derecho a pesar de recaer este título en su Casa cuando todavía vivía, aunque sí tuvo la representación del Condado de Aranda durante la Guerra de la Independencia.
HONORES Y CARGOS
Los títulos antes reseñados llevan cuatro Grandezas de España de primera clase inherentes a los mismos como se ha indicado. En cuanto al resto de cargos y honores citaremos:

  • Gentilhombre de Semana de Exercicio (luego de Cámara), en febrero de 1.764.
  • Caballero Gran Cruz de la Orden de Carlos III, en septiembre de 1.771.
  • Caballero Mayor de la Princesa, en 21 de agosto de 1.775.
  • Mayordomo Mayor de los Reales Hospitales General y Provincial de Madrid, el día 6 de abril de 1.780.
  • Caballero del Toisón de Oro, por merced de Carlos III, el 23 de abril de 1.780.
  • Caballero de la Orden de Santiago, por Oficio Real de 6 de febrero de 1.787.
  • Presidente del Consejo de Ordenes, el 13 de febrero de 1.789.
  • Miembro del Consejo de Estado con Honores de Caballerizo Mayor de la Reina, el 5 de noviembre de 1.795.
Entre los cargos honoríficos no palaciegos citaremos los de:
Socio de Honor de las Reales Sociedades de Vascongadas y Sevilla.
Hermano Mayor de la Congregación de Nuestra Señora del Pilar, de Madrid, en 1.786, para la que pidió y consiguió una reliquia del Cabildo de Zaragoza.
Hermano Mayor de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Columna, de Zaragoza, en 1.804, según consta en el “Libro de Resoluciones y Nombres de los Hermanos de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Columna”.
Con este cargo de honor llegamos al tema central que ha propiciado esta reseña biográfica del primer Hermano Mayor de la Cofradía, en la que hemos puesto de manifiesto su alta cuna, su gran relevancia social, la estima que mereció del Rey Don Carlos III y la preeminencia que logró entre la clase noble española de su momento.
A continuación nos resta justificar su gran religiosidad y calidad humana que le llevaron a honrarse y a honrar a la Cofradía con la aceptación del cargo de Hermano Mayor. Esta aceptación no nos sorprenderá, aunque pudiera, de un hombre tan encumbrado y residente en la Corte, por la trayectoria religiosa de este gran Duque de Híjar y la de sus antecesores que como descendientes de Jaime I tenían ya el privilegio de llevar en las procesiones el estandarte de la Redención de la Merced.
Sin remontarnos muchas generaciones, concretamente el VII Duque de Híjar, Don Isidro Francisco Fadrique y de sus dos consortes, se dijo que fueron muy religiosos “teniendo gran aprecio a las reliquias y objetos santos”, ya que guardaban una de las tres llaves del arca que contenía el cuerpo del P. Selleras(2) y que llegó a poder de nuestro Hermano Mayor al habérsela entregado la Duquesa de Villahermosa: Este mismo Duque enriqueció la Ermita de San Isidro (patrón y especial protector del Señor Duque) de la Puebla de Híjar, con una imagen de culto de su patrón con corona de plata; asimismo su segunda esposa, Doña Prudenciana Portocarrero, ya viuda, mandó reedificar la ermita de San Antonio.
En general podemos afirmar que la Casa de Híjar contó con titulares muy cristianos y caritativos (el I Señor, D. Pedro Fernández fue considerado “Caballero de profunda y practicada fe cristiana”), terminando su vida alguno de ellos en conventos profesando como frieras, tal es el caso del II Barón, D. Pedro Fernández de Híjar y Gis (1.299-1.318), que ingresó en la Orden de Santo Domingo, o el IV Barón, D. Pedro Fernández de Híjar y Alagón (1.340-1.383), que ingresó en el Cister de Rueda donde murió en olor de santidad.
Son numerosas las donaciones que los duques hicieron para la construcción de iglesias y ermitas en los pueblos de su baronía. El II Barón, ya citado, consiguió del Papa Juan XXII, el Cardenal francés Euse, gran amigo de Aragón, que en 1.319 se elevara a Colegiata la iglesia parroquial de Híjar. Lo mismo podemos decír de la constancia con que se aplicaron a la construcción de hospitales o a la dotación generosa de los ya existentes.
Con tan cristiana progenie no nos podemos extrañar que nuestro Hermano Mayor, del que está documentada su religiosidad y caridad, consiguiera multitud de Breves papeles sobre oratorios y otras prebendas. Este Gran Duque mandó edificar las iglesias parroquiales de Urrea de Gaén, La Puebla de Híjar y Vinaceite, en las que dejaron muestra de su talento artistas de tanta fama como Goya y Bayeu, entre otros.
Podríamos seguír con un largo etcétera que resumiremos afirmando su gran labor al servicio de la religión y de los pobres ejerciendo su patronato, asistencia y protección a congregaciones religiosas, fundaciones conventuales o cofradías como es el caso de la Cofradía del Santísimo Cristo a la Columna.
En cuanto a su ascenso social en la Corte podríamos preguntarnos las causas de tal encumbramiento y trazar un símil con su actividad religiosa al servicio de Dios y de sus semejantes, pues fue un fiel servidor de la Corona, la cual le colmó de honores y cargos de confianza en los que repitió mandato por sus grandes méritos, llegando en el reino de Carlos IV a vender su vajilla de plata, año de 1.798, para con su importe socorrer al Rey que atravesaba momentos de penuria económica por lo cual recurrió a nuestro Hermano Mayor en solicitud de ayuda, que le fue concedida generosamente a pesar de que también la necesitaba el Duque para su Casa, mermada de caudales por entonces como consecuencia de desembolsos recientes efectuados para socorrer a los pobres y a las obras de beneficencia que atendía. Pero primero el Rey, tal era su lealtad.
Otra faceta del Señor Duque fue la literaria, modesta si la comparamos con la de su hijo y sucesor Don Agustín-Pedro, como podemos ver en el tomo I de “Bibliotecas Antigua y Nueva de Escritores Aragoneses”, de Latassa, donde se citan impresos dos discursos: el primero pronunciado en el Consejo de Ordenes, del que era presidente, el día 3 de enero de 1.791 a consecuencia de lo mandado por S.M. D. Carlos IV, e impreso en Madrid de orden del Consejo. El segundo pronunciado en el Real Consejo de Ordenes el 2 de enero de 1.792 a consecuencia del mandato de S.M. y también impreso en Madrid, de orden del Consejo, en la oficina de Sancha. Este último versa sobre el “Egoísmo en relación con la política”, donde se fustiga el egoísmo y se ensalza el honor como virtud ejemplar de todo hombre público.
SU MUERTE
Existe, en todos los autores consultados (Laborda, Castillo Génzor, García Ciprés, García Carraffa, Latassa,…) como un velo de silencio sobre el lugar, fecha y circunstancias de la muerte de nuestro biografiado. Ninguno de ellos se pregunta por estos datos, simplemente lo silencian.
Rastreando estos autores se conoce algún dato posterior a 1.792, fecha en que Laborda indica que transfirió el título de Duque de Híjar a su hijo Agustín-Pedro. También en 1.799 mandó exhumar el cadáver de su madre, enterrado el la Iglesia de San Francisco de Zaragoza, y colocarlo en un arcón de piedra con esta inscripción: “Capilla de San Cristóbal, en San Gil, propiedad de los Señores Duques de Íxar”.
Igualmente, también durante la Guerra de la Independencia, concretamente entre 1.808 y 1.809, se traslada su familia a Cádiz a causa del asalto que sufrió su palacio de la Carrera de San Jerónimo en Madrid, donde residía, como consecuencia de la hostilidad que tuvo hacia las tropas francesas ocupantes.
Y poco más, por lo cual damos por terminada esta breve reseña biográfica.

(1): Para otros X, atendiendo al hecho o derecho de las hermanas María Estefanía e Isabel Margarita, hijas del Tercer Duque.

(2): Fray Pedro Selleras Lozano, Guardián del Convento franciscano de Híjar, muerto en olor de Santidad en Visiedo el 28 de febrero de 1.622.

jueves, 24 de enero de 2013

ALGUNOS MILAGROS PRODUCIDOS TRAS LA MUERTE DEL DUQUE DE HIJAR , DON RODRIGO DE SILVA, EN 1664.




Hoy  les vamos ha contar dos milagros que dicen sucedieron tras la muerte del Duque de Hijar en el año 1664.  Primeramente recordar que Don Rodrigo de Silva Sarmiento, Duque de Hijar,  se le acuso de participar en la conspiración del año 1648 contra el Rey Felipe IV, para instaurar un reino independiente en Aragón. 

Como consecuencia de la muerte del Duque de Hijar, sus entusiastas amigos y deudos quisieron convencer al mundo, una vez más de su inocencia, y nada menos que con testimonios :

Uno de ellos ocurrió durante las honras fúnebres del Duque de Hijar, que se hicieron en Gibraleón el 24 de febrero de 1664, en la que el presbítero y licenciado Diego Gutiérrez que había perdido la voz, hacia seis años , rompió a cantar con voz clara y entera, admirando a todo el mundo.  Nos lo certifica, con ortografía andaluza, un notario de la localidad, con todas las garantías legales.

El otro le ocurrió al antiguo profeta y amigo del Duque de Hijar, el P. Monterón y no es de extrañar que hombre tan acostumbrado a los avisos celestiales recibiera uno más.  Estando en el Convento de San Francisco de Madrid, el 10 de junio de 1664, tuvo que recibir a un desconocido por sus vivos deseos de revelar un grave secreto de conciencia, consistente en decir un gran enojo contra el Duque de Hijar, que había sido un mal hombre y quería demostrarlo al mundo, pues había sido ofendido por él.  De pronto se oyó un terrible grito de enojo y se vio un vivísimo resplandor, apareciendo en el aire una persona brillante y severa, que mirando con su ígneo rostro indignado al visitante exclamo. “ Ea, ea, deja, deja, luego, luego, lo que pretendes y guárdate so pena de mi divina indignación de manchar aquel a quien Yo con especial providencia mia y con milagro muy singular libre del poder de sus enemigos.  Siguio la visión amenazando al calumniador y luego volvió a aparecer al maravilloso padre para ordenarle publicar el milagro y volver por la honra del Duque.  A los pocos días murió el desconocido y aunque pidió al Padre Monteron que le confesara, se negó éste a salir del convento por no querer saber la verdad.

La declaración del Padre Monteron se produjo el 8 de septiembre de 1664, ante el Consejo de la Inquisición.

miércoles, 23 de enero de 2013

EL DIARIO ABC PUBLICABA EN EL AÑO 1934 LA MUERTE DE LA DUQUESA DE ALBA A LOS 33 AÑOS DE EDAD.


El 12 de enero, del año 1934, el diario ABC, daba la noticia del fallecimiento de la Duquesa de Alba, a los 33 años de edad, Doña Maria del Rosario de Silva y Gurtibay, que fue amortajada con el habito de Nuestra Señora de Lourdes.

domingo, 20 de enero de 2013

LA IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA EN VINACEITE MANDADA CONSTRUIR POR LOS DUQUES DE HIJAR.

                                                                    

Fueron los Duques de Híjar quienes se encargaron de edificar la actual iglesia de San Juan Bautista. Concretamente fue mandada construir por el décimo Señor de Híjar, Don Pedro Pablo Alcántara Fadrique Fernández de Ixar y Abarca de Bolea Portocarrero y Pons de Mendoza (1741-1792), Grande de España de primera clase cuatro veces, caballero del Toisón de Oro con la Gran Cruz de la Real Orden Española de Carlos III entre otros títulos; y duque de Lécera, conde-duque de Aliaga y Castellote, conde de Belchite, Palma, Salinas, Vallfogona y Guimerá, marqués de Orani, Almenara y Montesclaros, vizconde de Illa, Evol, Canet y otras villas.

Tras una serie de trabajos anteriores, el Duque de Híjar encarga el proyecto de edificación de la nueva iglesia al arquitecto zaragozano Agustín Sanz (uno de los mejores arquitectos aragoneses del siglo XVIII). Este encargo se ve reflejado por una serie de capitulaciones que todavía hoy pueden consultarse en el Archivo Ducal de Híjar (sito en el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza) y que están fechadas el 18 de mayo de 1777. La iglesia debía construirse en un plazo de tres años y el coste de las obras ascendía a 137.808 Reales de Vellón. Efectivamente, en 1781 el nuevo edificio ya estaba concluido. La nueva parroquia fue consagrada bajo la advocación de San Juan Bautista.

Después de edificar el nuevo templo llegó la hora de realizar los altares, que fueron encargados en 1780 al maestro Joaquín Arali y decorados por el “maestro dorador” José Cidraque en 1781. Los cuadros de altar, dedicados a San Juan Bautista, San Rafael y San Pedro Alcántara, fueron realizados por los hermanos Bayeu. Existió también en la estructura original un púlpito que ha sido destruido y una serie de altares de devoción popular que están cegados en la actualidad. Además, el altar original de Arali, dañado durante la Guerra Civil, no puede contemplarse porque se encuentra detrás del actual, construido a mediados de los años 50 en el taller de los zaragozanos Hermanos Albareda. 

En la edificación de esta iglesia de Vinaceite Agustín Sanz muestra su predilección por las plantas centralizadas, muy influido por los arquitectos del Barroco Clasicista Italiano y por “su maestro”, Ventura Rodríguez, ya que este proyecto se asemeja a algunos de los realizados por él, como San Marcos o San Francisco el Grande, ambas en Madrid. No es la única ocasión en que fundamenta su proyecto en una planta centralizada; es más, lo repite de forma obsesiva en la gran mayoría de sus construcciones religiosas, como la iglesia de Urrea de Gaén o la de Clamosa, en Huesca, pero también perteneciente a los dominios del Duque de Híjar.

La composición está centrada por un espacio circular al que se accede por medio de una estrecha nave de dos tramos situada en el mismo eje que el presbiterio, con ábside poligonal y sacristía a ambos lados. En el lado del evangelio podemos ver una capilla en el primer tramo de la nave (que en origen tuvo la función de baptisterio) y las escaleras de acceso al coro en el segundo, el cual está situado sobre el primer tramo. En el lado de la epístola se construye una torre hexagonal al exterior. La nave de entrada se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos y el presbiterio por bóveda de cuarto de esfera con nervaduras. El gran espacio central se cubre por una cúpula de gajos que apoya sobre un tambor circular, con aspecto octogonal al exterior y con vanos termales en los lados laterales. 

En la cúpula se disponen cuatro enormes óculos con vidrieras que sirven para iluminar el interior de forma abundante. La decoración interna es también de un gusto muy sobrio y clasicista, prácticamente sin ningún acceso al “barroquismo”.

Al exterior destaca también la sencillez de la portada, muy clásica, de un solo cuerpo, con columnas de Orden Corintio Gigante, rematada por un tímpano triangular y con aletas barrocas en ambos lados, que han perdido su disposición original tras una desafortunada restauración.

Fuente:  Vinaceite.

ESCUDO DE ARMAS DEL DUCADO DE ALBA DE TORMES.


Escudo de armas del ducado de Alba de Tormes, uno de los de mayor tradición española y que fue concedido por Enrique IV en 1472 sobre un anterior condado de igual denominación otorgado por Juan II de Castilla en 1438 a don García Álvarez de Toledo y Carrillo  

jueves, 17 de enero de 2013

ASI FUE LA PRIMERA BODA DE LA DUQUESA DE ALBA Y DE HIJAR EN 1947.







LA BODA DE LA DUQUESA DE MONTORO CON DON LUIS MARTÍNEZ DE IRUJO 
El acontecimiento social, que emparenta las casas de Alba y Sotomayor, tuvo por escenario la Catedral y el Palacio de las Dueñas, de Sevilla.
«Ha constituido un verdadero acontecimiento la boda de la señorita Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, duquesa de Montoro, hija del duque de Alba, con don Luis Martínez Irujo y Artacoz, hijo del duque de Sotomayor, celebrada el domingo, fiesta de Nuestra Señora del Pilar, en la Santa Iglesia Catedral de Sevilla.

El pueblo, entre el cual la joven duquesa goza de gran popularidad, quiso asociarse a tan grato suceso y así, todas las calles por donde debía pasar la comitiva se hallaban llenas de un público que aplaudió cariñosamente a la encantadora novia.

Salió esta de su residenciadle palacio de las Dueñas, acompañada por su padre, el duque de Alba, padrino del enlace, en representación del Conde de Barcelona, en un coche a la andaluza tirado por mulas que lucían vistosos arreos blancos.

A la entrada del templo se encontraba el novio con la madrina, la duquesa de Almodóvar del Río, que ostentaba la representación de la Condesa de Barcelona.

Se formó el cortejo nupcial. En primer lugar, la bellísima Cayetana, del brazo de su padre, el duque de Alba, el cual ostentaba el uniforme de la Real Maestranza de Sevilla y lucía los collares del Toisón de Oro y de Carlos III y los distintivos de las Academias a las que pertenece, además de otras condecoraciones nacionales y extranjeras.

Vestía la desposada precioso traje de tul con aplicaciones de encaje y se tocaba con velo de tul sujeto con espléndida diadema de perlas y brillantes que perteneció a su madre. Le llevaban la cola dos encantadoras niñas vestidas de tul blanco: Sonia y Macarena Mitjans, hijas de los condes de Teba.

A continuación iba el contrayente del brazo de la duquesa de Almodóvar del Río, elegantemente ataviada con traje negro y mantilla (...). A la entrada y durante la ceremonia interpretaron el órgano y el coro escogidas composiciones clásicas y religiosas, dirigiendo esta parte musical el canónigo, maestro de la capilla de la Catedral, Don Norberto Almandoz y terminó el programa con una salve.

Firmaron como testigos por parte de la duquesa de Montoro los duques de Híjar, Montellano, Peñaranda y Gandia; los marqueses de Manzanedo y Ardales y los condes de Elda y Teba, y por parte del señor Martínez de Irujo, los duques de Vistahermosa y de Almodóvar del Río, los marqueses de los Arcos, de Valdesilla, Casa Irujo y Tola de Gaytán, Don Juan Caro y Don Alejandro Pidal.

Se hallaba el templo completamente lleno de invitados y personas deseosas de presenciar el acto. Asistían las señoras con elegantes trajes de ceremonia y ataviadas con mantilla negra y alta peineta. Los caballeros, de uniforme o etiqueta. Entre los invitados, que se acercaban a las 3.000 personas, figuraban Sus Altezas Reales los infantes doña Isabel Alfonsa de Borbón y el príncipe Zamoyski; los infantes D. Alfonso y doña Beatriz de Orleáns; la infanta doña Mercedes de Baviera y el príncipe de Bagratione, y los príncipes de Orléans, D. Álvaro y D. Ataúlfo, y la condesa de Galliera.


Asimismo, en estos días han llegado a Sevilla para la ocasión numerosas personalidades extranjeras, entre ellas, procedentes de Londres, la duquesa de Northumberland, camarera mayor de los Reyes de Inglaterra; el ex ministro de Hacienda del Gobierno Churchill, sir John Anderson y lady Anderson; la señora Regis Oliveira, embajadora del Brasil en Londres, con su hija; sir John Frankestein, antiguo embajador de Austria en Londres, con su esposa, y procedentes de Italia los duques de Borromeo. También asistía el gran financiero brasileño y propietario de una cadena de periódicos, don Asís Chateaubriand; un grupo de diplomáticos extranjeros, generales académicos, escritores, artistas, así como la sociedad de Sevilla y buena parte de la de Madrid y otros puntos.


Una vez concluida la ceremonia, se trasladó la concurrencia al palacio de las Dueñas, donde se celebraba el almuerzo, marco apropiado para festejar tan grato suceso. Este notable edificio fue en un principio insigne monasterio, fundación del camarero mayor del Rey Don Sancho y vino a pasar por herencia a la Casa de Alba.

En los jardines y patios del palacio, trazados a estilo andaluz y adornados con fuentes, cipreses, boj y palmeras, se reunieron los invitados, mientras que en la planta principal, en el comedor de gala y en el gran salón, se verificó el almuerzo de los familiares y testigos. Cada uno de los patios tiene un nombres; en el principal, el de Damascos, se sirvió el “cock-tail”, a cargo de Perico Chocote; el de los Naranjos, el de la Alberca y el del Almez, donde fue obsequiado un grupo de niños que se educan en el colegio de los Padre Salesianos, de Madrid, obra de la que es entusiasta protectora la novia de hoy.


En el comedor de gala, espléndida estancia que adornan, entre otros varios cuadros, uno ecuestre de la duquesa de Montoro, debido al pincel de Zuloaga; otro de la duquesa viuda de Santoña, por Sotomayor, y otro de la emperatriz Eugenia, por Odiel, se celebró el almuerzo de los novios y sus padrinos, presidido por el arzobispo de Valencia; y en el salón que adornan un gran tapiz del siglo XV, otro de la Casa de Alba y retratos de Napoleón III y de la Emperatriz Eugenia, tuvo lugar el almuerzo de los testigos, familiares y algunas destacadas personalidades.


En la capilla, revestida de valiosos azulejos sevillanos del siglo XV, y que preside un retablo de Neri di Becci de la misma época, se había celebrado, a primera hora, una misa de comunión. Por deseo de la duquesa de Montoro y por conducto de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, a cuya cofradía pertenece, se han servido mil comidas a los pobres de Sevilla y el duque de Alba ha entregado un importante donativo a la alcaldía de la ciudad para repartir entre los necesitados.

Después del almuerzo, espléndidamente servido, se prolongó la fiesta hasta el anochecer. Los recién casados salieron para la finca “Su Eminencia”, propiedad de la duquesa viuda de Andría, donde pasarán los primeros días de su luna de miel y, a continuación, se proponen marchar a Londres, embarcando después para los Estados Unidos. (Publicado en ABC del día 14 de octubre de 1947, página 19)


viernes, 11 de enero de 2013

CARTA DEL DUQUE DE HIJAR DON RODRIGO DE SILVA AL REY FELIPE IV POCO ANTES DE MORIR CON MOTIVO DE LA CONSPIRACION DEL AÑO 1648.




El pasado 2 de enero, se han cumplido 349 años, desde el fallecimiento del Duque de Hijar, Don Rodrigo de Silva Sarmiento de la Cerda y Villandrando, que fue encarcelado hasta su muerte, en un castillo de León, acusado de realizar una conspiración contra el Rey Felipe IV, para de esta forma crear un reino independiente en Aragón.

Seguidamente les ofrecemos la carta integra, que el Duque de Hijar, mando enviar al Rey Felipe IV, pocas horas antes de morir, y que fue entregada por su confesor el P. Francisco de Gandía en el año 1664 :

“ Señor :
Yo, Don Rodrigo de Silva Sarmiento de la Cerda Mendoza y Villandrando, conociendo que la hora de morir es tan precisa como natural y por lo que debo a Dios en los pasados y sucesores que me dio y ha dado; y por la merced que me ha hecho en no dejarme incurrir en culpa divina ni humana contra el Rey nuestro Señor ( cuya vida guarde Dios muchos años ), y por la sastifacción que debo dar al mundo de esto, después de haber dado en él, todas las cuentas que pudo dar mi misería y no quedarme otra en éste, ni en el otro mundo que dar según la memoria, cuidado y contemplación, que para sastifacción de todos he puesto, si no aquella tan grande como tremenda, que las encierra todas, vuelvo a decir, que por lo que debo a mis pasados y a mi sangre y por lo que espero me autoricen mi memoría los sucesores de ella, con todo respeto y veneración, como mi Señor natural, como por los particularísimos favores, honras y beneficios, que me ha hecho naturalmente, y confieso con toda verdad serle deudor y estarle por lo mismo sumamente reconocido y por lo que le deseo su larga y prospera vida, que no es mi ánimo que le perjudique en nada el citarle como desde luego le cito ante el tribunal altísimo de Dios, que con suma verdad la sabe y desde el cielo la puede dar a entender el Rey, nuestro Señor, para justificación plenísima de lo que injustamente se me atribuyo, sobre lo que siempre deseé y en esta ultima hora deseo y pido a la Majestad Divina se me dé entera satisfacción para librarme de dejar en el mundo mal nombre de mi, siempre leal obrar en asuntos al Rey, haciéndome justicia Dios Nuestro Señor, o ya por su santísima mano, o ya por la del Rey, inspirándole mi inocencia para confusión de su pertinacia en haberme puesto en el lastimoso caso de padecer mi cuerpo un tormento tan atroz, como injusto, y mi reputación un lunar tan sensible como incierto.  

Y pues Dios, Nuestro Señor sabe las más ocultas intenciones de los hombres, le suplico esto en tal forma, que a todo el mundo conste públicamente mi inocencia, y que según ella fui castigado injustamente, de lo que perdono desde luego, para que Dios me perdone, al Rey Nuestro Señor, pero pido y ruego encarecidamente a aquel Divino Señor haga pública mi citada inculpabilidad, que la afirmo como verdadera y firmo de mi mano, hoy día en que tomo el Viatíco divino.

Nuestro Señor guarde la importante vida de V.M. los muchos años que la Cristiandad ha menester y sus vasallos y criados deseamos.

León, 29 de diciembre de 1663.

Rodrigo de Silva Sarmiento de la Cerda Mendoza y Villandrando.
El Conde de Salinas, Duque y Señor de Hijar, Conde de Ribadeo y de Belchite.

domingo, 6 de enero de 2013

EL LEGADO DE JIMNY ALBA. Por Jake Sandoval.



La exposición El legado de la Casa de Alba exhibe desde la semana pasada en la nueva sede del Ayuntamiento de Madrid lo mejor de la colección de los duques de Alba. La exposición se podría llamar el legado de Jimmy, en honor del padre de Cayetana. Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque de Alba, Jimmy Alba para sus amigos, es la imagen del aristócrata español del siglo XX. Se dedicó, según sus palabras, "a servir a España". Auténtico príncipe renacentista, supo administrar y engrandecer su casa, contribuir al mundo de las artes y servir a su rey, todo ello con honor, deber y lealtad.

Jimmy supo ganarse un enorme prestigio intelectual. Involucrado desde muy pronto en actividades culturales fue Doctor Honoris Causa por Oxford, miembro de la Real Academia y Presidente de la Academia de la Historia. No es casualidad que Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala estuviesen cenando en su casa el día que nació su única hija. "Gran devorador de kilómetros y de libros" le definió el duque de Maura. Fue además un gran mecenas que patrocinó investigaciones en mil frentes, apoyó a pintores e investigó su archivo en profundidad. Por destacar, Jimmy destacó hasta en los deportes, ganando una medalla de plata con su hermano en Amberes 1920 jugando al Polo.

Jimmy heredó los títulos de su padre en 1902 y también un patrimonio que en ese momento no era tan boyante. Durante su vida consiguió poner en orden la administración de la Casa. Para ello contó con la ayuda y la herencia de su madre, hija del duque de Fernán Núñez, y con el dinero de su mujer, hija única del duque de Hijar. Con ello además unió a su Casa un linaje de la importancia de Hijar. A pesar de tener que reconstruir el Palacio de Liria, bombardeado en la Guerra Civil, con su enorme coste permitió no sólo conservar sino recuperar patrimonio artístico perdido. Este ejemplo lo supo conservar su única hija, excepción casi única en la aristocracia española.  

Alba sabía que su sino era servir tanto al Rey como a España. Fue senador, congresista, ministro de la monarquía de Alfonso XIII, entrando en su último gobierno por no dejar sólo al Rey en su gobierno más difícil y poniendo su ya enorme prestigio a su servicio. Al inicio de la sublevación de 1936 no dudó en ponerse a disposición de los sublevados. Es durante sus años en Londres donde tiene un papel político más relevante. Jimmy era miembro de una generación de aristócratas cortesanos y cosmopolitas. Educado en Londres, sobrino-nieto de Eugenia de Montijo (mujer de Napoleón III), estuvo implicado en las gestiones que desembocaron en el matrimonio de Alfonso XIII con Victoria Eugenia. Esa implicación en la vida social inglesa la mantuvo durante su vida, siendo anfitrión del príncipe de Gales, posterior duque de Windsor, en Sevilla durante los años 20. El acceso privilegiado a la política londinense, tan elitista en esos momentos, le facilitó su labor como embajador en Inglaterra

Su embajada tuvo dos etapas muy diferentes, la Guerra Civil española y posteriormente la II Guerra Mundial. Durante la primera luchó por la no intervención inglesa en la guerra, explicando el contenido más revolucionario del frente popular, prueba del mismo el fusilamiento de su hermano en Paracuellos, lo que evidentemente escandalizaba a la sociedad conservadora londinense y contrarrestaba en parte la imagen romántica de lucha contra el fascismo. Durante la guerra mundial luchó por la colaboración con Inglaterra frente a la opción alemana representada por Serrano Suñer, y por transmitir la sensación de que Inglaterra no perdería la guerra y que al llegar la paz más valdría huir de esa imagen autoritaria de dictadura.
Además, Jimmy supo defender la dignidad de la historia de España en esos años. Sirva de anécdota un día que estando en el estrado de invitados de la Cámara de los Comunes, y ante un comentario despectivo de Churchill sobre España, quien le miró como de reojo disculpándose, Jimmy se levantó y haciendo un gesto a un criado pidió su abrigo, dando la espalda al parlamento y provocando un gran revuelo en la cámara, pero también que Churchill fuese mucho más consciente a partir de entonces de quién era su pariente.

Las cartas suyas desde Londres están llenas de sentido común, una posición que con el tiempo resultaría mucho más acertada para los intereses de España. Don Juan publica en 1945 el manifiesto de Lausana, donde pide a todos los monárquicos que abandonasen sus cargos en el gobierno de Franco y Jimmy no duda en dimitir. El divorcio entre don Juan y Franco era total y él sabía que la mejor forma de seguir sirviendo a España era servir a su Rey.